14 de Marzo de 2025
VOLVERSe acerca el otoño y con él la siembra de la alfalfa, por eso en este articulo presentaremos sugerencias y técnicas para maximizar tu producción.
Por su gran potencial de producción de forraje con altos niveles de proteína y energía, la alfalfa es uno de los pilares sobre los que se asienta la ganadería argentina. Su adecuado manejo debe basarse en el conocimiento de sus procesos y cómo hacernos eficientes a la hora de cosechar esa materia seca producida.
La alfalfa, es una de las pocas especies que tolera pastoreos intensos, pero poco frecuentes. Sin embargo, no tolera pastoreos frecuentes, aunque sean livianos, prefiere suelos sueltos, con pH no inferior a 6.5. Si bien tolera cierta salinidad, no es un cultivo apto para suelos salinos.
A continuación se desglosan varios puntos a considerar para que la implantación sea exitosa:
Lo primero a tener en cuenta para seleccionar un cultivar de alfalfa es el destino que se dará al cultivo. Para confección de rollos se usan reposos intermedios, estos aseguran menos cortes, pero una mejor calidad de materia seca. En caso de que el destino sea pastoreo en pasturas puras de alfalfa optamos por materiales sin reposo invernal ya que permite un aprovechamiento más largo en el tiempo.
La persistencia de un cultivar es el porcentaje (%) de plantas sobrevivientes al cabo del ciclo total del cultivo. Es decir, nos habla de la durabilidad en el tiempo de la pastura y como a lo largo de los años la producción de materia seca se mantiene en rendimientos altos, mejorando así la rentabilidad.
El comportamiento frente a los insectos y enfermedades es clave a la hora de elegir una alfalfa, en especial teniendo en cuenta que buena parte de la semilla proviene de otros países y muchas veces no cuenta con resistencia a plagas, típicas de Argentina; por eso es tan importante el desarrollo local. Algunos ejemplos son insectos como Pulgones (negro y verde), además del daño directo también actúan como vectores y enfermedades como Antracnosis y Phytophthora.
Asimismo, son importantes las características fenológicas del cultivar, como contenido de lignina, área foliar, desarrollo de tallos, acortamiento de entrenudos, como así también tener en cuenta como viene curada la semilla a partir de fungicidas, insecticidas y bacterias que en simbiosis con la planta fijan nitrógeno atmosférico.
Para lograr una óptima implantación es importante preparar el suelo para la siembra, en este punto es clave el cultivo antecesor para organizar con tiempo las labores, lo cual nos permitirá sembrar en fecha, fin de verano principio de otoño y realizar un control de malezas en cultivo anuales como antecesores. Otro punto antes de iniciar con la siembra en si es ajustar la fertilización a partir de análisis y diagnóstico de suelo, en la alfalfa el fósforo es un nutriente crítico, "siendo necesarios niveles de 25-30 ppm como umbral para llegar a buenos potenciales de producción.
Mejoramos la implantación también a partir de una buena elección de densidad de siembra con distancia entre surco 17 cm, se ajusta los kilos de semilla por hectárea en base de lograr 250/300 pl/m2 , el pelletizado es una práctica que también nos va a permitir un correcto logro ya que menor número de plantas van a ser afectadas por plagas y enfermedades, también sirve para lograr una germinación y emergencia más rápida en el tiempo. Por último la fecha de siembra es clave para lograr que el cultivo se establezca rápido para poder tener una mejor competencia frente a malezas.
Es importante el criterio que utilizamos en sistemas de pastoreos para consumir esa materia seca producida, ya que si no somos eficientes en este punto de nada sirve todo lo logrado en la producción de esta. Como primera medida para un uso eficiente del pasto es entender la estacionalidad de las pasturas y como varían sus tasas de crecimiento a lo largo del año, variando el aporte que estas nos pueden dar en cuanto a cantidad y calidad para poder obtener la mayor ganancia de kilos de carne sin afectar la persistencia de la pastura, entendiendo como calidad el aporte energético y proteico que nos brindan.
En un sistema pastoril se define en primavera el 60% del forraje producido en todo el año, a su vez en esta época del año la planta de alfalfa removiliza reservas para producir hojas y tallos por lo que recomendamos pastoreos más frecuentes que en otoño, ingresando al lote en 8/10 nudos en estado de prefloración, en cambio en otoño con fotoperiodo negativo recomendamos ingresar en 12 nudos aproximadamente 10% de floración con tallos basales de 10 cm para que el rebrote surja no solo de reservas sino también del área foliar.
Conclusión
El rendimiento de forraje, la calidad y persistencia de la población de plantas son todos elementos de gran importancia en la rentabilidad de un alfalfar. Es fundamental planificar correctamente el pastoreo, ajustando la carga animal mediante la asignación de parcelas con el alambrado eléctrico, de forma de utilizar eficientemente el forraje y disminuir a un mínimo los riesgos de meteorismo.
Los pastoreos o cortes frecuentes deprimen la producción total de forraje y deterioran el vigor de las plantas, lo que se traduce en alfalfares menos persistentes. En términos generales se puede concluir que, una vez implantada la alfalfa, el factor más importante para la obtención de altos rendimientos es el manejo.
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