Impacto del barro en corrales: cómo mejorar el rendimiento y bienestar animal

El barro es un factor muy importante en nuestros corrales ya que afecta directamente el confort de nuestros animales. La reducción en las ganancias diarias de peso que puede ocasionar en encierres es entre el 15 y 30%. Esto se relaciona con la profundidad en que el bovino entierra sus patas y la dificultad que genera esta situación para trasladarse hacia los comederos.

Esta problemática puede traer adosado el requerimiento extra de calorías para el movimiento, una pérdida de regularidad y hasta restricción en el consumo del alimento, lo que podría generar problemáticas gastrointestinales para nuestros animales, y además, un aumenta del stress del animal, atentando sobre su bienestar.

Según estudios hechos en la Universidad de Nebraska (EE.UU.), donde se elaboró un índice para calcular las pérdidas debidas al barro (Cuadro 1), los bovinos que tengan corrales con barro nivel 2 incrementan en un 50% el tiempo de engorde en ese periodo y un 18% en su conversión (en comparación con los del nivel 1). En cambio, los que están en nivel 3 de barro, incrementan este periodo de engorde en un 100% y la conversión en un 39% con respecto a los de piso seco.

Otros estudios se hicieron teniendo en cuenta la profundidad del barro, midiendo los efectos de este cuando es de 7.5, 15, 30 y 45 cm, respectivamente. A continuación, se adjunta un cuadro donde se ve el porcentaje de pérdida de ganancia diaria de peso y de conversión que se tiene a las distintas profundidades. 

Aquí vemos cómo disminuye nuestra productividad dependiendo de la cantidad de barro que tenemos y cómo esto afecta directamente el rendimiento de nuestro corral. 

El lapso de tiempo en el que se forma barro en nuestros corrales es de aproximadamente dos meses, siempre dependiendo del peso y número de los animales; además de los factores climáticos y el tipo del suelo que conforma el mismo.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Para disminuir el problema del barro en el feedlot es importante tener un diseño que contemple el correcto tamaño de los corrales; la ubicación en el terreno, de manera que favorezca un rápido drenaje de estos; y, si no contamos con una pendiente natural en el mismo, tomarnos el trabajo de construir lomas a través de movimientos de suelo, las cuales estarán conformadas tanto de tierra como de los desechos producto de las limpiezas de estos.

Una vez que tenemos la problemática es posible hacer una limpieza de nuestro corral, para ella será necesario disminuir la carga de este para reducir la presión sobre el suelo húmedo. Si el problema es recurrente será necesario tener en cuenta el diseño de las instalaciones para contar con corrales vacíos que actúen como fusibles en momentos de complicaciones climáticas. 

Por otro lado, en este contexto, es común observar una mayor acumulación de bosta en cercanías de los comederos y bebederos, ya que son las zonas donde más se estacionan los animales durante su estadía en el corral. Debido a esto también son los lugares con mayor humedad y formación de barro. Por lo tanto, se recomienda que los comederos coincidan con el sector más alto del corral y las bebidas se ubiquen sobre una loza de cemento, de esta manera se dará mayor confort a la alimentación y al suministro de agua; ambos factores fundamentales para nuestro engorde.

Como se detalla, la presencia del barro es de vital importancia para el éxito de los corrales, aunque generalmente no recibe la atención adecuada por parte de los productores.